
Kalanchoe gastonis
Kalanchoe
Perenne o bienal, carnosa con tallos erectos, de hasta 1 m de altos, generalmente ramificados solo desde la base. Las hojas son lanceoladas a ovadas, puntiagudas, grandes, de 15-50 cm de largo y de 5 cm a 8 cm de ancho. De color verde claro, están cubiertas de una pruina cuando jóvenes, salpicadas de manchas de color marrón granate. Los márgenes son dentados, formando pequeñas plántulas (bulbos), sobre todo hacia el ápice. En el momento de la floración, las hojas comienzan a secarse. Las flores nacen en la parte superior del tallo, en una cima grande y compacta, en un tallo de 60-90 cm de altura que se ramifica cerca de la parte superior con varios racimos de flores colgantes, de unos 5 cm de largo, de color verde amarillento o salmón.
Se trata de una especie endémica de la isla de Madagascar, pero que, a través de su cultivo, se ha extendido por todos los continentes gracias a su poder invasor, como ha ocurrido en la península Ibérica.
Su cultivo es sencillo, soportando el sol directo periodos largos sin riego, pero no el frío. Se reproduce tanto asexualmente, mediante las plántula generadas en el borde de sus hojas, como por las pequeñas semillas capaces de ser arrastradas por el viento. Por ello, debe emplearse exclusivamente en jardinería, de forma controlada y siempre en lugares no cercanos a espacios naturales.
Se ha empleado en medicina tradicional para enfermedades relacionadas con daños celulares, heridas, infecciones, quemaduras, reumatismo, inflamaciones, hipertensión, cólicos renales, diarreas, etc. Por otro lado, diversos estudios indican también la presencia de sustancias tóxicas para personas y animales, que pueden producir problemas diversos.